sábado, 28 de abril de 2012

Creo que si Jesús bajara a la tierra se reiría de la cantidad de sectas que existen a su nombre.


Como todo el mundo. En algún momento me he preguntado quién es Dios. Nadie lo sabe. Entonces lo más cercano a Dios y a quien el hombre conoció fue a Jesús. ¿Quién es Jesús?

Me rehúso a creer que Jesús tenga algún tipo de relación con aquellas personas que pasan de casa en casa, con vestidos tan elegantes, que en vez de religiosos parecen políticos de la alta sociedad, con la diferencia que éstos usan corbatas hasta en el calor cartagenero. Esos que llegan y te interrumpen justo cuando el partido de fútbol está en su mejor momento, cuando la telenovela está a punto de llegar a su clímax, en el suspenso de la película, cuando los chicharrones están casi listos en el fogón.

Esos que llegan a cualquier casa a repetir versículo por versículo explícito en el libro azul, llamado Nuevo Testamento. Versículos que en mi caso me sé casi de memoria después de toda una vida -20 años- asistiendo a misa y escuchando los rezos de mi mamá y mi abuela, quienes como buenas paisas son estrechamente religiosas. Esos que te reclaman por la forma en que vives y te llaman pecador sin conocerte, pero que incurren en la paradoja de juzgar cuando hablan de las enseñanzas de Jesús.

También me niego a creer que cuando Jesús decía lleven la palabra de Dios por todo el mundo, se refería a las guerras protagonizadas por la iglesia. O tal vez la palabra “palabra” sea una mala traducción y signifique espada o algo similar. Tampoco me cabe la idea de que cuando hablaba de amarse los unos con los otros, hiciera alusión a sacerdotes y niños. Aunque en una de sus charlas recomendara amar a los niños, pues de ellos es el reino de los cielos. Entonces muchos sacerdotes quisieron asegurar sus entradas.

Otros optaron por el sacrificio. Jesús dijo: dar todo al prójimo. Fue entonces cuando los pastores, sacerdotes y líderes de cualquier secta cristiana decidieron hacer el sacrificio y escogieron el difícil papel de prójimo, al que se le brinda todo. Esa es la razón de las ofrendas o diezmos.

Cada vez que escucho: será más fácil que entre un camello por el agujero de una aguja a que un rico entre al cielo, admiro más al papa y a los altos sacerdotes de las iglesias cristianas. Ellos nunca entrarán al cielo. Y lo hacen por nosotros, pues se enriquecen para que seamos más pobres y se nos facilite ingresar al cielo. Eso si es sacrificio. Todo para que los africanos y latinoamericanos entremos a la gloria celestial.

Creo que si Jesús bajara a la tierra se reiría de la cantidad de sectas que existen a su nombre. Cada una con sus protocolos y prohibiciones. ¿Por cuál de todas se inclinaría? En una, si multiplicara el vino o bebiera café sería pecado. En otra pasaría más preocupado en crear un negocio familiar  con el cual mantener al pastor, mientras él y su familia viven en condiciones deplorables. Y en otras, presagiar el futuro sería el motivo para ser llamado brujo. En estas condiciones Jesucristo no sería cristiano.

Quizás Jesús en la tierra estaría de acuerdo con el autor del conocido documental Zeitgest, cuando sustenta que las religiones no son más que una absurda invención humana, creadas con el fin de ser utilizadas como un mecanismo de control de sociedades. Porque las religiones no son más que eso, por lo menos -en el cristianismo- desde que se dejó de interpretar quién es Jesús y a qué se refiere su enseñanza. Una mala interpretación, buena para los que la interpretaron, llevó a que las religiones sean solo eso.

Es entonces Jesús todo lo contrario a lo que practican las religiones cristianas, las que teóricamente son una cosa que no realizan en la realidad. Jesús y todo lo que de él se deriva, como muy bien lo define Ricardo Arjona en su canción Jesús verbo no sustantivo, se resume en amor, y es en su aplicación donde radica la esencia de lo que es el cristianismo.