Debo reconocerlo. Nunca me he interesado por conocerme a mí mismo, ni explorar y desentrañar ese aspecto abstracto que define mi existencia. Siempre que lo intento me encuentro con un sinfín de inefables e inacabables pensamientos que al final me indican, que la esencia de lo que soy, radica en lo que soy, lo que soy y no creo que soy, lo que no soy y creo que soy.
¿Pero quién soy? No. Aún no lo comprendo.
Sociedad del Caos
Otra forma de ver el mundo que nos tocó vivir.
viernes, 12 de abril de 2013
El último día en el pueblo
Introduzco mi mano en una bolsa negra: y cierro los ojos. Los abro. Es una mañana de lluvia tierna que al caer sobre el techo de zinc arrulla el espacio. Rayos de sol, que se cuelan entre las nubes, llegan a mi memoria y evoco esos dulces recuerdos del lugar bendito donde me crié, de ese pueblito que nunca olvidé pero que nunca recuerdo.
Me asomo al frente de mi casa. Me encuentro con el color de la tierra mojada y el río, que con sus aguas color panela, pasa apresurado y arrastrando pedazos de madera. Estoy de vuelta al castillo del cielo azul, ahora tengo cuatro años.
Lamento de un estigmatizado
Desde lo más bajo de las alturas. Yo soy aquel que ha sido destinado por la historia a ser el enemigo del ser humano. Ese ser considerado despreciable, que habita en lugares recónditos, fríos y oscuros. A veces en selvas, también en desiertos, vivo en árboles, en la tierra y a la vez soy acuático.
martes, 29 de mayo de 2012
Más allá de la cara de Pablo
*Este es un trabajo que hice para una clase de séptimo semestre hace un tiempo.
Es una tarde de cielo gris.
Al entrar a la casa, lo primero que veo es la fotografía de Pablo Emilio
Escobar Gaviria, el otrora rey de los capos y narco más buscado del mundo. La
fotografía, sacada de una revista y puesta sobre un marco de vidrio en el
centro de la sala es el adorno principal del lugar. Su cara no revela nada
sobre su vida y sin reconocerlo muchos de los que pasan por allí lo observan
sin percatarse de su identidad. Han pasado casi 17 años desde su muerte y para
entonces yo solo era un niño de cuatro años, sin embargo, al ver la imagen
logro identificarlo.
Su cara en la fotografía
parece estar mirándome, como si sus ojos quisieran contar alguna historia. Una
historia jamás contada y escondida en oscuros rincones que se ocultan de la luz
pública, en donde solo es visto como un demonio. El cielo gris ahora se ve
alumbrando después de cada relámpago y la lluvia que cae con fuerza parece indicar que con solo pensar en este
personaje, hasta las fuerzas de la naturaleza emergen con rabia, por eso nadie
habla de él, por eso su nombre casi nadie lo pronuncia.
Su figura es la de cualquier
persona, por lo tanto no es un demonio, no aparenta ser un monstruo. Por el
contrario lleva ropa deportiva y su cara deja entrever que era un apasionado
del deporte, especialmente del deporte extremo. Lo único que permite saber que
se trata de un delincuente, es la suma de dos mil 700 millones de pesos que se
ofrecían como recompensa por su captura
y que aparece en la foto en la parte inferior del recuadro. Difícil
imaginar que Pablo, por quién se entregaba tan exagerada suma de dinero con tal
de capturarlo, diera sus primeros pasos en el tenebroso mundo de la
delincuencia como ladrón de lápidas y tumbas de los cementerios.
Tal vez para ese entonces
todavía era muy joven y robarle a los muertos sus únicas pertenencias le
causaba la adrenalina que se produce al practicar cualquier deporte extremo.
Aunque robar no es un deporte por más extrema que sea la situación. Quizás
iniciar en esta disciplina marcaría su inexorable destino y lo llevaría a
ocupar a temprana edad el lugar en el que se encontraban sus primeras víctimas.
Cuando la gente habla de
Escobar, mencionan lo cruel y atroz que fue con sus enemigos; los métodos
inhumanos que usó para contrarrestarlos, como el atentado a un avión de
Avianca, ocurrido en noviembre de 1989, en el que murieron 197 personas, o el
bus bomba al frente de un edifico de la policía secreta en la que el número de
fallecidos fue de 70. No obstante al observar la foto, me nace la inquietud
sobre cómo sería su relación con sus amigos, su imagen permite creer que parecen
más acertadas las historias que lo exaltan como un Robbin Hood, que durante
varios años ayudó a familias pobres y víctimas del sistema social, ubicadas en
los tugurios de Envigado y Medellín.
¿Qué sería del país si Pablo
Escobar no hubiera existido? Son anacronismos en los que todavía nos detenemos
para tratar de imaginar que viviríamos en un país diferente, pero que no
garantizan que el curso habría sido
mejor y libre de tantas vicisitudes.
Tal vez Pablo Escobar fue un
géminis, es decir una persona con dos caras: una buena y una maligna, donde la
antagonista se impuso a la buena y ejemplar. De pronto la imagen que capturó el
lente fue la cara inocente que luchaba por salir de las tinieblas, y que hoy,
casi 17 años después trata de mostrarse por medio de una fotografía que permita
descubrir al genio que nunca vio la luz.
sábado, 28 de abril de 2012
Creo que si Jesús bajara a la tierra se reiría de la cantidad de sectas que existen a su nombre.
Como todo el mundo. En algún
momento me he preguntado quién es Dios. Nadie lo sabe. Entonces lo más cercano
a Dios y a quien el hombre conoció fue a Jesús. ¿Quién es Jesús?
Me rehúso a creer que Jesús tenga algún tipo
de relación con aquellas personas que pasan de casa en casa, con vestidos tan
elegantes, que en vez de religiosos parecen políticos de la alta sociedad, con
la diferencia que éstos usan corbatas hasta en el calor cartagenero. Esos que
llegan y te interrumpen justo cuando el partido de fútbol está en su mejor
momento, cuando la telenovela está a punto de llegar a su clímax, en el
suspenso de la película, cuando los chicharrones están casi listos en el fogón.
Esos que llegan a cualquier
casa a repetir versículo por versículo explícito en el libro azul, llamado
Nuevo Testamento. Versículos que en mi caso me sé casi de memoria después de
toda una vida -20 años- asistiendo a misa y escuchando los rezos de mi mamá y
mi abuela, quienes como buenas paisas son estrechamente religiosas. Esos que te
reclaman por la forma en que vives y te llaman pecador sin conocerte, pero que
incurren en la paradoja de juzgar cuando hablan de las enseñanzas de Jesús.
También me niego a creer que
cuando Jesús decía lleven la palabra de Dios por todo el mundo, se refería a
las guerras protagonizadas por la iglesia. O tal vez la palabra “palabra” sea
una mala traducción y signifique espada o algo similar. Tampoco me cabe la idea
de que cuando hablaba de amarse los unos con los otros, hiciera alusión a
sacerdotes y niños. Aunque en una de sus charlas recomendara amar a los niños,
pues de ellos es el reino de los cielos. Entonces muchos sacerdotes quisieron
asegurar sus entradas.
Otros optaron por el
sacrificio. Jesús dijo: dar todo al prójimo. Fue entonces cuando los pastores,
sacerdotes y líderes de cualquier secta cristiana decidieron hacer el
sacrificio y escogieron el difícil papel de prójimo, al que se le brinda todo.
Esa es la razón de las ofrendas o diezmos.
Cada vez que escucho: será
más fácil que entre un camello por el agujero de una aguja a que un rico entre
al cielo, admiro más al papa y a los altos sacerdotes de las iglesias
cristianas. Ellos nunca entrarán al cielo. Y lo hacen por nosotros, pues se
enriquecen para que seamos más pobres y se nos facilite ingresar al cielo. Eso
si es sacrificio. Todo para que los africanos y latinoamericanos entremos a la
gloria celestial.
Creo que si Jesús bajara a
la tierra se reiría de la cantidad de sectas que existen a su nombre. Cada una
con sus protocolos y prohibiciones. ¿Por cuál de todas se inclinaría? En una,
si multiplicara el vino o bebiera café sería pecado. En otra pasaría más
preocupado en crear un negocio familiar
con el cual mantener al pastor, mientras él y su familia viven en
condiciones deplorables. Y en otras, presagiar el futuro sería el motivo para
ser llamado brujo. En estas condiciones Jesucristo no sería cristiano.
Quizás Jesús en la tierra
estaría de acuerdo con el autor del conocido documental Zeitgest, cuando
sustenta que las religiones no son más que una absurda invención humana,
creadas con el fin de ser utilizadas como un mecanismo de control de
sociedades. Porque las religiones no son más que eso, por lo menos -en el
cristianismo- desde que se dejó de interpretar quién es Jesús y a qué se
refiere su enseñanza. Una mala interpretación, buena para los que la
interpretaron, llevó a que las religiones sean solo eso.
Es entonces Jesús todo lo
contrario a lo que practican las religiones cristianas, las que teóricamente
son una cosa que no realizan en la realidad. Jesús y todo lo que de él se
deriva, como muy bien lo define Ricardo Arjona en su canción Jesús verbo no sustantivo, se resume en
amor, y es en su aplicación donde radica la esencia de lo que es el
cristianismo.
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