viernes, 12 de abril de 2013

Lamento de un estigmatizado


Desde lo más bajo de las alturas. Yo soy aquel que ha sido destinado por la historia a ser el enemigo del ser humano. Ese ser considerado despreciable, que habita en lugares recónditos, fríos y oscuros. A veces en selvas, también en desiertos, vivo en árboles, en la tierra y a la vez soy acuático.


En el reino animal hay reyes, símbolos de paz, otros provocan ternura, y algunos representan la vida. Yo sin embargo soy el más cercano al inframundo, incluso suelo ser asociado al jefe de las tinieblas.

Las culturas humanas, en las que fui venerado de forma metafísica, son denominadas mundanas. Desde el punto de vista religioso ortodoxo, siempre soy el actor antagónico.

Ataco en defensa propia, aunque muchos mueren por mi causa. Le temo al ser humano y el ser humano me teme. Un encuentro entre ambos es el fin de alguno, sin atención rápida cuando actúo la muerte le espera al hombre y cuando caigo en sus redes, la condena es mi cabeza.

Soy un arrastrado. Acusado de entregar el fruto prohibido a la mujer que con sus encantos sedujo al primer hombre. Castigado con vehemencia y condenado por la eternidad vivo marginado y aislado del resto de los seres vivos.

No soy muy diferente al resto de animales salvajes. Vivo del instinto y ese es mi mecanismo de defensa. Tengo mucho veneno, y con veneno he sido aislado.

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